A nostalgic journey
My dear mom turned 85, and of course, it had to be celebrated in the best way.
Every year is worth celebrating, but 85 is still a big milestone.
She’s a lively and energetic 85-year-old, and for that, my siblings and I are so grateful.
My brother came from Malmö on Friday afternoon, and on Saturday at 10:00, my sister, my other brother, and my mother arrived.
They got to see my apartment, and then we got in the car for our road trip.
Mom had no idea where we were going.
We ended up at a roundabout in Nässjö and saw a sign that said "Sörängen." Mom went to a folk high school in Nässjö when she was 18, which was called "Sörängen," so we drove in there. She was absolutely delighted – it looked exactly the same as it did 67 years ago.
She showed us around, pointing out the window that had been her room.
Before we left, we each picked an apple 🍎. They say stolen apples taste the best, and that might just be true.
We continued our journey and soon arrived in a little village called Ekenässjön. Mom said that’s where she used to visit her grandma and grandpa.
She spent long periods at Skogsäng with them since her mother was often sick when she was little.
Of course, we took a detour and drove to Skogsäng. This is what it looks like today, quite similar according to Mom.
The tree she’s standing under was her favorite tree; she often sat on a branch and read books there.
We drove on toward Vetlanda, her hometown. There, we went down the street where she grew up, Ekstigen. Unfortunately, the house had been torn down.
We visited many places that meant a lot to Mom, including the church she grew up in, which was open.
We went inside, and she found an old friend. They hadn’t seen each other in about 65 years but recognized one another. Such sweet reunions.
After that, we continued our journey toward Gränna. We walked around for a bit and bought some polkagris candy.
Our day ended with a fantastic dinner at the beautiful Gyllene Uttern.
What a view, what a cozy place for someone like me who loves places with a history, and I wasn’t the only one who thought so.
We all returned with a smile in our hearts, all five of us, but Mom probably had the biggest smile of all.
She was beaming.
I’m so grateful for this day with Mom and my siblings.
It was a day, a wonderful day in what we call life.
Happy Monday, everyone 💕.
Un viaje nostálgico
Mi querida mamá ha cumplido 85 años, y por supuesto, eso se tiene que celebrar de la mejor manera.
Cada año merece ser celebrado, pero 85 es algo grande.
Ella es una mujer de 85 años llena de vitalidad y energía, y mis hermanos y yo estamos tan agradecidos por ello.
Mi hermano vino desde Malmö el viernes por la tarde, y el sábado a las 10:00 llegaron mi hermana, mi otro hermano y mamá.
Vieron mi apartamento y luego nos subimos al coche para nuestro viaje.
Mamá no tenía ni idea adónde íbamos.
Llegamos a una rotonda en Nässjö y vimos un cartel que decía "Sörängen." Mamá fue a una escuela internada en Nässjö cuando tenía 18 años, que se llamaba justamente "Sörängen", así que entramos allí. A ella le encantadaó– se veía exactamente igual que hace 67 años.
Nos mostró el lugar,
esta era la ventana que fue su habitación.
Antes de irnos, cogimos una manzana cada uno 🍎. Dicen que las manzanas robadas son las más deliciosas, y puede que sea verdad.
Continuamos nuestro viaje y pronto llegamos a un pequeño pueblo llamado Ekenässjön. Mamá comentó que solía ir allí para visitar a sus abuelos que tenían una pequeña finca.
Pasaba largos periodos en Skogsäng con ellos, ya que su madre estaba a menudo enferma cuando era pequeña.
Por supuesto, nos desviamos y fuimos a Skogsäng. Esto es lo que parece hoy en día, bastante similar según mamá.
El árbol bajo el que está era su árbol favorito; a menudo se sentaba en una rama y leía libros allí.
Seguimos nuestro camino hacia Vetlanda, su ciudad natal. Allí fuimos a la calle donde creció, Ekstigen, pero lamentablemente la casa había sido demolida.
Visitamos muchos lugares que significaban mucho para mamá, incluida la iglesia en la que creció, que estaba abierta.
Entramos y encontró a una vieja amiga. No se habían visto en unos 65 años, pero se reconocieron. Unos reencuentros muy tiernos.
Después de eso, seguimos nuestro viaje hacia Gränna. Caminamos un rato y compramos algunos caramelos típicos de la zona..
Nuestro día terminó con una fantástica cena en el hermoso Gyllene Uttern.
Qué vista, qué lugar tan acogedor para mí, que amo todo lo que tiene una historia, y creo que no era la única en pensarlo.
Regresamos con una sonrisa en el alma, los cinco, pero mamá probablemente tenía la sonrisa más grande.
Ella brillaba.
Estoy muy agradecida por este día con mamá y mis hermanos.
Un día, un maravilloso día en lo que llamamos vida.
Feliz lunes a todos 💕.